DE DESCARTES A MUSK: CEREBRO-MENTE ¿-MÁQUINA?

DE DESCARTES A MUSK: CEREBRO-MENTE ¿-MÁQUINA?

Tras el anuncio de Musk sobre el implante de un chip en el cerebro para ayudar a personas con cuadriplejía ¿qué depara este avance tecnológico en el marco terapéutico?

Elon Musk confirmó en la tarde del lunes que la compañía a su nombre, Neuralink, consiguió implantar por primera vez un chip en el cerebro de un ser humano.

El artefacto fue diseñado con el objetivo de permitir controlar dispositivos digitales a personas con cuadriplejía. Tal acto sería únicamente comandado a través del pensamiento, sin necesidad de interacción física, es decir que el chip implantado haría una lectura de la intención de movimiento de la persona.

El producto final de la empresa Neuralink se llamaría Telepathy (Telepatía) pues permitirá "controlar el teléfono o el computador, y a través de ellos casi cualquier dispositivo, con sólo pensar", según palabras del propio Elon.

“Se está recuperando bien. Los resultados iniciales muestran una prometedora detección de ondas neuronales”. Este fue el mensaje que dejó el CEO de Tesla y SpaceX a través de la red social X para informar sobre los primeros resultados de la prueba en humanos.

Este hito en la ciencia representa un avance significativo para la empresa, aunque se encuentre en fase de prueba, puesto que la primera etapa consta de la evaluación en materia de seguridad y eficacia de su interfaz cerebro-computadora.

El método mediante el cual se logra injertar el artefacto es con la operación de un robot quirúrgico que, previo a la extracción de una porción pequeña del cráneo, implanta 64 hilos ultrafinos, conectados a una microcomputadora (que actuará como reemplazo de la porción ósea), en la corteza prefrontal del cerebro de los participantes. De obtener respuestas óptimas en esta fase de ensayo, sería inminente su comercialización.

Neuralink ha realizado diversos test en primates, que han logrado jugar videojuegos únicamente con su mente.

Tal suceso ha llevado a un crecimiento en ésta área tecnológica, donde junto a empresas como Synchron, Precision Neuroscience, Paradromics y Blackrock Neurotech  se encuentran desarrollando sistemas capaces de descifrar señales cerebrales y traducirlas en comandos para tecnologías externas, lo que implicaría un antes y un después en el tratamiento de la salud mental de las personas.

Los implantes cerebrales, en principio, permitirían a quienes tengan enfermedades neurodegenerativas, a recuperar su movilidad y desarrollar su autonomía. Sin embargo, cruzar este umbral y pensar más allá, en un futuro no muy lejano, implicaría sucesos sin precedentes en el área de la psicología, psicoanálisis, psiquiatría y/o neurociencias abocadas al tratamiento terapéutico.

"Como la IA será, probablemente, mucho más inteligente que los humanos, la relación entre las diferentes inteligencias probablemente sea similar a la existente entre una persona y un gato" mencionó el propio Elon Musk en en la primera exhibición sobre los proyectos de Neuralink realizada en 2019, aludiendo a la amenaza que le representaban los enormes avances de Inteligencias Artificiales (IA) en el escenario social, y como éstos acabarían siendo más “inteligentes” que un ser humano, pudiendo dominarlo, como si la máquinas fueran las personas, y los humanos los gatos (en referencia a la metáfora con la cuál graficó la dinámica y las problemáticas que depararía).

Entonces, si representarían tan significativo problema ¿por qué avanzar en investigaciones y desarrollos de las IA? y más aún ¿por qué implantarla en el cerebro de una persona?

Sencillo: si no puedes con el enemigo, únete a él.

"Esto va a sonar bastante raro, pero en última instancia, lograremos establecer una relación simbiótica con la inteligencia artificial" enunció Musk en la ya referenciada conferencia.

Es aquí donde hallamos la clave de la motivación de Musk para asumir tal desafío y adentrarse en tan ambicioso proyecto; y es que reconoce que, inevitablemente, los desarrolladores de IA seguirán perfeccionando sus productos, al punto que será un hecho consumado que las inteligencias artificiales superen a la inteligencia humana. Por lo que la esperanza a la que se aferra Musk es que, al menos, pueda lograr una “simbiosis” de nuestra mente (y todas sus funciones) con la IA.  

"Lo he dicho varias veces durante los últimos años, pero es que creo que incluso en un escenario en el que la IA sea benigna, nos quedaremos atrás. Por eso creo que dotarnos con una interfaz cerebro-máquina de alto ancho de banda nos ayudará a permanecer por delante".

¿Qué implicancias trae tal desarrollo tecnológico al campo de la terapia?

En primer lugar, las ideas de Musk se hilvanan en la comprensión biologicista de las condiciones y enfermedades mentales, que se basan en respuestas de que ello (condiciones y patologías) se generan en tanto cómo se enlazan las neuronas, o perspectivas localizacionistas que puntualizan en que, la afección de un área del encéfalo, conlleva implicancias que se explicitan en la conducta, y que esto (retomando a Musk) podría solucionarse con un chip implantado en el cerebro que corrija dichas sinapsis o afecciones con conexión a un ordenador.

Aun así, trae un nuevo aliciente al campo del estudio del comportamiento humano: la máquina.

El dualismo cartesiano que postula la relación cuerpo (cerebro)-mente podría quedar en desfase prontamente con la introducción de un hardware y un software implantado en el cerebro. Por supuesto, pensado ello en un escenario donde tal producto se haya masificado y se encuentre a disposición de todas las personas. A su vez, genera el imperativo de reflexionar qué efectos tendría sobre los procesos cognitivos y cognoscitivos de nuestro ser.

La información que aprehendemos se almacena, algunas de forma episódica o a corto plazo y otras a largo a plazo, en nuestra memoria, pudiendo ser evocada y constituyendo un factor fundamental del aprendizaje en general. Pero ¿qué sucedería si todo lo que aprendemos y aprehendemos de nuestro entorno no pudiera “desecharse”? o, por el contrario ¿si pudiésemos borrar lo que no queramos recordar con un sólo click?. 

A veces, hacemos el esfuerzo de querer olvidar algo de forma voluntaria, pero, con dicho esfuerzo, más reforzamos el recuerdo. 

Es cierto que, aún sin un artefacto mecánico implantado en nuestro cerebro, el olvido nunca es por completo tal. Aquellos recuerdos que no podemos reproducir fácilmente no significa que se hayan desterrado por completo de nuestro ser. Por ejemplo, una situación x, a causa de un estímulo, me remite a un recuerdo que tenía aparentemente olvidado –pero que quedó en un banco de memoria–, ligado a un aspecto emocional. Podríamos decir que, aquello que reprimimos, se aloja en el inconsciente hasta que dicho contenido es evocado involuntariamente a causa de un estímulo que “despierta” dichas memorias que no podríamos recordar voluntariamente, dejando a la vista una información que creíamos desaparecida.

Sin embargo, en el escenario de implantes cerebrales, esto va mucho, mucho más allá: toda información que obtenga una persona con un chip en su corteza cerebral podría quedar almacenada en el software con la misma impronta una de otra, sin distinción alguna o prioridad a cierta información. Este implante, del tamaño de una moneda, podría almacenar gran caudal de información sin esfuerzo alguno.

Entonces ¿qué ocurrirá con los procesos de duelo en una mente donde los recuerdos, los detalles y todo el contexto perdurarían con la misma carga emocional que en el momento que se produjo tal acontecimiento? ¿cómo trabajar con quien tenga memorias permanentes que le impiden tener una vida de relación saludable, porque aparecen interferencias proactivas o retroactivas, que pudieran impedir una resignificación de lo sucedido? o por contrapartida ¿qué lugar ocupará la resignificación y el trabajo que conlleva si se pudiese tener un comando que permita borrar un recuerdo en específico a través de un monitor? ¿será Neuralink el baúl de los recuerdos mediante el cual puedan acceder a nuestros pensamientos e incluso almacenarlos o eliminarlos a su disposición? ¿se podrá recuperar memorias en caso de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer que permitan recobrar el ser de la persona? ¿qué será la memoria por entonces?

En su obra “El libro de los abrazos”, Eduardo Galeano expresa que “los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero yo creo que estamos hechos de historias”.

Si no hay memoria, no hay pensamiento, no hay aprendizaje ni conocimiento, no hay integración, ni asociación, ya que transversaliza todos los procesos mentales. Todos somos memoria porque somos lo que recordamos. Si no tenemos memoria, nos perdemos como persona.

¿Se podrá modificar la identidad de una persona o las conductas no aceptadas socialmente con sólo borrar las informaciones aprendidas que sirvieron de peldaño hasta llegar a constituir a la persona de cierta manera?

Neuralink al pretender que se graben y reproduzcan recuerdos, implicaría que habrá personas que no puedan olvidar todo los escenarios que han transitado. Y que esto lleve a revisionar recuerdos continuamente. "Aprender de los errores es muy positivo pero la revisión continua (en bucle) de hechos del pasado que no es funcional puede ser muy dañina" aludió Lorena Lobo, doctorada en Psicología y profesora en la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) al ser consultada por el proyecto de Neuralink.

“La persona necesita que algunos recuerdos se ‘borren’, porque el cerebro forma parte de un sistema mayor, que está a su vez anidado en otro sistema mayor [...] Y eso es lo que permite que emoción y memoria se relacionen, porque el componente fisiológico de la emoción afecta hasta a nuestro latido cardíaco” expresó la psicóloga.

Musk habló sobre tratar el insomnio, la depresión, eliminar el miedo de las personas o permitir la manipulación de la naturaleza de la conciencia humana y su influencia en la identidad, y muchos más tratamientos de condiciones neuropsicológicas.

“Hay sobre todo dos cuentos en los que está explícitamente planteado el enigma de la memoria”, señaló María Kodama, escritora y traductora en un encuentro sobre “Borges y la memoria”, en el que cual participaron eminencias en el campo científico y tecnológico como Mariano Sigman y Diego Golombek, al querer anticiparse a los avances de la neurociencia.

Hacía alusión a “Funes el memorioso” de Borges, y “La memoria” de Shakespeare. Para Borges, la memoria era algo aterrador, que genera angustia en las personas, y la memoria de Funes era metáfora del insomnio. Recordar permanentemente, sin poder depurar los recuerdos, incapacita, ya que la memoria en el personaje concibe una ausencia del juicio, la imposibilidad de razonar, y es algo que puede verse en personas con la increíble capacidad de recordar todo en su vida (como el caso Kim Peek, con Síndrome de Savant).

En tanto, la obra de Shakespeare narra una historia donde, el protagonista, acepta las memorias de otro hombre pero cuyos recuerdos invalidan los propios, al punto de colonizar los sueños del protagonista con imágenes desconocidas para él y que le resultaban aterradoras. Esta historia ahonda por la identidad, ya que el personaje se disipa en las memorias de otro, disolviendo poco a poco su propia identidad.

Este paralelismo entre las historias de ficción y lo que propone Musk, y la tecnología de implantes cerebrales en la humanidad, harán emerger complejos escenarios respecto al cuidado de la salud mental, sobre pensar la identidad, la influencia de las memorias perpetuas (o eliminarlas permanentemente con un click) o el tratamiento en terapia, y planteará un sinfín de preguntas a la hora de pensar el futuro de la psicología y sin dudas, revolucionará los campos de este saber.